miércoles, 8 de noviembre de 2017

María nos corrió el maquillaje

Igual que en el cuento del lobo, los meteorólogos han anunciado y prevenido a la ciudadanía año tras año cuando tenemos en puerta algún sistema. Contrario a vender una mentira, cumplen con su trabajo. Entretanto, algunos ciudadanos se preparaban adecuadamente, otros lo hacían de forma ligera y otros simplemente continuaban como si nada pasara. A pesar de que fuésemos bendecidos porque los sistemas no nos tocaban, nos quejábamos incluso maldiciendo a los meteorólogos porque la tormenta, el sistema o huracán se desvió o nunca llegó.
María, mucho más que una gran sorpresa, ha sido un proceso de difícil aprendizaje para todos: principalmente debemos aprender con ella que subestimar la naturaleza no es responsable y, contrario a maldecir, debemos prepararnos con seriedad y dar gracias cuando un sistema se aleja.
María entró a Puerto Rico sin preguntar banderas, alianzas, ideologías o idioma y lo hizo con una fuerza sin precedentes, desbocando la ira contenida de la naturaleza constantemente abusada por el hombre. Sin embargo, entró también con su agua bendita... agua que a caudales y con fango nos corrió el maquillaje a TODOS. María reveló y sigue revelando hasta la simiente cuán vulnerables estamos los puertorriqueños: lo absurdamente frágil que es nuestra infraestructura; cuánta ineptitud poseen la gran mayoría de los jefes de Gobierno y qué hay más corruptos de los que investiga el sistema; que las ayudas del Gobierno Federal llegan pero su sistema no es de perfecto orden como otros te venden en un sueño; que el agua y la electricidad son esenciales para vivir y hay que ser cuidadoso de ellas, su uso y conservación; que la diáspora responde aunque esté lejos pues americanos o no, el boricua sigue siendo boricua aunque naciera en la Luna... ¿recuerdan?
Más que TODO, María con su profunda huella y sabor a desencanto desnudó al boricua: reveló a nivel internacional sin precedentes que somos mucho más que una islita; que aquí no vive gente en taparrabo; que la solidaridad se vive aquí TODOS los días de una forma u otra.
María nos dejó a la interperie no sólo en cosas materiales... también desnudó el alma y corazón boricua dejando ver quiénes somos cuando abrazamos al extraño, cuando apreciamos al amigo y en especial, cuando decidimos perdonar incluso al enemigo y tenderle la mano sin rencor. Maria si, nos quitó... mas alla de lo material, nos quitó y sigue quitando las vendas de los ojos, haciéndonos partícipes del dolor humano y de la realidad que arropa nuestra gente, en especial a las comunidades vulnerables.
Gracias Maria... por corrernos el maquillaje, las apariencias...
y ruego a Dios que tu paso abrumador siga, con su Santa agua aleccionadora, borrando las huellas de colores inexactos... colores que lejos de unirnos... ¡sólo nos han hecho esclavos!

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